- ¿Lo ves? Te dije que no dolería.
(...)
- Vamos, dime, ¿Cómo es?
(...)
El ambiente tenía un olor rancio producido
por lo que se suponía ser un cierre riguroso durante largo tiempo.
Quizá nunca se llegó a abrir.
Después de sortear todos los matorrales
Quizá nunca se llegó a abrir.
Después de sortear todos los matorrales
y zarzaparrillas que rodeaban la vivienda
como un escudo de protección o posiblemente de amenaza,
el pequeño tornó los ojos a causa de la oscuridad para
poder adivinar qué es lo que se situaba en el interior de la casita,
pero lo único que pudo divisar fueron sombras y siluetas que se dibujaban como en un cuadro de pinceladas sueltas y mística.
Tras el fallido intento, la curiosidad del pequeño
Tras el fallido intento, la curiosidad del pequeño
lo obligó a arrastrar la puerta que se presentaba
delante de él con un ademán soberano y contundente,
apariencia que se vio truncada al caer en pedazos
cuando nuestro personajillo se decidió a depositar
uno de sus minúsculos deditos en ella,
Propiciándole un gran susto.
Después de observar cómo la puerta
Propiciándole un gran susto.
Después de observar cómo la puerta
se desmoronaba en sus narices y caía ante sus pies,
el pequeño niño pisó los viejos tablones
sin saber que su última pisada lo llevaría
a un lugar cuyo recuerdo en un futuro
lo perseguiría para siempre.
Al mirar al cielo,
la luna ya gobernaba el universo...
- Noelia -