23 de enero de 2006



Posando las plantas de sus pies en el suelo
y saboreando cada paso que avanzan
puede sentir el frescor de la hierba acariciando su piel,
sintiendo la vitalidad de la naturaleza que le rodea.


Los árboles le susurran al oído el clamor de sus pequeñas hojas,
las cuales abandonan su cuerpo para entregarse a la tierra.


La corriente del río retumba en cada uno de los escondites del bosque,
recordándole que hay algo más que fluye al igual que la sangre por sus venas.


Posando las plantas de sus pies en el suelo
y saboreando cada paso que avanzan
puede sentir que aún está vivo y camina por el sendero que le marcan sus huellas,
al compás de sus pasos y arraigada a su corazón.

No son los pies los que conducen la vida...

- Noelia -

1 comentario:

Arturo dijo...

No son los pies los que conducen la vida... sino el corazon
(Érase una vez...)