7 de enero de 2007

Oh consumo, no me destruyas



Hoy día los medios de comunicación son la fuente nutritiva de nuestra cultura y, en general, de nuestra forma de vivir. Gracias a ellos la información del mundo llega a nuestras vidas, aportándonos entretenimiento, información y sobre todo educación, aunque quizá sea este el pilar más encubridizo y el más utilizado por las empresas para poder acceder a nuestras mentes. Esta es una de las tareas que realiza la televisión, medio que no solo nos ofrece información de modo auditivo, sino que nos muestra de forma visual todo aquello que nos cuenta. Pero a parte de esto, la televisión se ha convertido en el instrumento ideal de las altas esferas para poner a su servicio al pueblo mediante uno de los procesos más importantes que se han producido desde los principios de la televisión: el consumo.

Y para ello se suele recurrir a tres opciones que son indiscutiblemente necesarios para dar por finiquitado este asunto:



- En ocasiones, lo que realmente incita al consumo no es más que la simple unión de palabras claves formando el eslogan correcto (¿Quién no desea obtener un gusto exquisito comprando únicamente unos bombones?), o incorrecto, ya que algunos de ellos incluso atentan contra la dignidad humana.


- rebajas, aquel “hijo” perfecto creado por todas las grandes empresas con el fin de atraer la atención del público. ¿Somos nosotros los que acudimos a las rebajas o son ellas las que nos invaden? En definitiva, tras el debate antagónico y eterno sobre esta cuestión, se ha llegado a la conclusión de que las rebajas se nos son impuestas de forma involuntaria, abusando continuamente de nuestra capacidad consumista.



- Por último, hacer referencia al otro invento utilizado por los medios para difundir el consumismo, las grandes fiestas como pueden ser el día de reyes, el día del padre, cumpleaños, san Valentín y un largo etcétera cargado de regalos y más regalos, en un principio con el fin de de obsequiar a los receptores con todo el amor y la atención que en ese día les corresponde, o al menos eso dicen los carteles de los centros comerciales.


Con todo esto, vemos que hay mil y una maneras de poder entrar en el inconsciente del ser humano y manipularlo de forma simple y, lo peor de todo, descaradamente. Esto es así porque cada día somos más conscientes de que somos objetos de innumerables estafas, pero aún así seguimos siendo partícipes de este tipo de "aberraciones".
- Y ahora, si no os importa, debo marcharme. Me esperan las rebajas...
- Noelia -

1 comentario:

juanmi dijo...

Ante la prisa del mundo, un pastor llamado consumismo, cumple bien su tarea...
somos simple como una piedra
complejos como una oveja
pensándolo bien
mejor quedarnos callados en el rebaño
no vaya a ser que vengan los lobos
o
son los lobos los que esperan el rebaño
solo quería desearte que te lo pases genial en las rebajas
y sonrias
un abrazo noelia
juanmi