Érase una vez un país que hospedaba a sus habitantes
Como una madre cuida a sus hijos.
Una mujer elegante, sensible, delicada, joven y hermosa.
Una mujer que se siente amenazada,
Acorralada por una minoría, caricatura de chusma
Que gritan, crueles, hipócritas y vengativos.
Una minoría que le arrancan sus ropas,
La desnudan y la desvisten de su cuerpo.
Y es eso precisamente, señores,
Lo que nos convierte en un mero producto
De nuestra cobardía y traición,
De nuestra falta de vergüenza y escrúpulos,
En un mero producto resultado de la ignorancia de nuestro hogar…
Eso es lo que nos convierte, con perdón, en una mierda.
Pero como toda madre, hay hijos que son dignos de reconocer,
E hijos que da vergüenza nombrarlos como tal.
- Noelia -
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