Flaca

Tres días y ni uno más, tres días y ni uno más. Tenía tres días para acabar con todo lo que había construido en 23 años; casa, trabajo, amigos, responsabilidades, coche, novios, manolos blanhik y madre incluida. Y ni uno más. Probablemente no era una forma muy diplomática y más bien soez (sobre todo para los amantes de los zapatos), pero llevaba tiempo pensando en ello y tras una tarde bochornosa, un gran escaparate desnudo ante la mirada de los transeúntes fue lo necesario para decidir acabar con su vida.

¿Para qué acabar con ella? Lo único que no le gustaba era eso, su propia rutina. Esas faldas oscuras entubadas hasta las rodillas que apenas le permitían respirar, un coche enorme que le hacía las veces de nicho amoroso pero que acababa con su paciencia a la hora de encontrar aparcamiento por las poco placenteras calles de la ciudad. Garrote Vil reencarnado en la personalidad de su madre, que a la hora de engullir se veía poseida por moby dick, un jefe recogido de la tribu de los Twa y cuatro paredes que formaban lo que vulgarmente los españoles conocen como "hogar". Cuatro amantes que viven pero no dejan vivir y un sueldo para pipas y cacahuetes.

Lo único que hacía falta para encontrar la felicidad era una cantina en la playa, unas gafas de sol, un bonito pareo y una buena botella de ron. Todo eso acompañado por un cielo cubierto de lineas horizontales de color blanco y azul, iluminado por una hermosa estrella blanca, madre de todos los nacientes... Era la tierra de su vida.

- Noelia -